Desde tiempos muy remotos se tiene conocimiento del uso del agua del mar como de otros componentes, en terapias curativas.
Existen referencias del poder del clima y los lodos del Delta del Nilo en papiros egipcios.
En la Antigua Grecia, recomendó el uso de agua de mar caliente en forma de baños y cataplasmas como tratamiento a diferentes dolencias.
Y es en la Roma Imperial cuando toma auge el tratamiento de agua de mar en un gran número de formas y aplicaciones, dentro de unos hábitos termales extendidos…… que cayeron en desuso durante la oscura Edad Media.
Durante el siglo XVIII renace el interés por las propiedades curativas del agua del mar y se crean las bases de la moderna Talasoterapia: “Un proceso óptimo de relajación, descanso y puesta en forma”.
Es un método terapéutico totalmente natural y respetuoso con el organismo humano, el tratamiento está basado en la utilización del medio marino (agua de mar, algas, clima, etc.). El agua de mar es recogida a más de mil metros de la orilla depurada con Rayos Ultravioletas, esterilizándola para garantizar un prefecto mantenimiento y la total ausencia de gérmenes patógenos para su posterior uso en tratamientos terapéuticos. Se utiliza a una temperatura de 36ºC (temperatura corporal), lo que permite una mejor absorción a través de la piel, de los elementos contenidos en la misma, sales y minerales, beneficiosos y necesarios para la salud, que se pierden por las enfermedades, problemas o molestias en el organismo y por el trabajo diario.
Las aguas de Chipiona son agraciadas por un alto índice de yodo que les otorga unas facultades curativas conocidas desde hace más de cien años.
A finales del siglo XIX distintos médicos especialistas entre ellos el Doctor Tolosa Latour, realizaron un estudio de las playas españolas con el fin de establecer los primeros sanatorios de España.
La playa de Regla de Chipiona fue preferida y destacada por la calidad de sus aguas, de su aire respecto a su orientación en relación a los vientos.